Quiero un futuro de hombres libres. Un futuro de librepensadores que revolucionen el mundo con bondad y honestidad. Quiero que transformemos nuestra sociedad consumista en una humanitaria. Y sé que estamos en el camino, pero todavía nos queda mucho.Quiero que nuestros hijos crezcan creyendo en la libertad y trabajando para conservarla. Y la única manera que se me ocurre para hacerlo es a través del conocimiento. Nuestros hijos necesitan aprender a gestionar la ingente cantidad de desinformación que les llega cada día a través de los medios de comunicación actuales masivos (televisión, publicidad exterior, radio, cine, videojuegos), a través de las redes sociales (Twitter, Facebook, YouTube, Tuenti, WhatsApp) y a través de su nueva enciclopedia (Google). La información es demasiada y probablemente no está bien contrastada. Se hace imprescindible que aprendan a cribar entre la maleza y eso solo se puede hacer teniendo criterio.Esta es una aventura que emprendo para facilitar, tanto a nuestros hijos como a los padres y profesores, herramientas para fortalecer nuestro criterio frente a los medios de comunicación actuales sociales y masivos y frente a las marcas, esas poderosas invisibles. Fortalecernos para que sea más difícil que nos engañen con sus triquiñuelas emocionales porque nos conozcamos sus trucos. Y para que sea más fácil a los padres y profesores entender el mundo en el que nuestros hijos han crecido inmersos y en el que se manejan con una intensidad que da vértigo.